viernes, 19 de marzo de 2010

La novia cantaba

La novia de Don Juan tenía dos rostros,
un inútil par de alas violáceas
(de tan comprometida con su camino)
y unos cascabeles en los tobillos.
Esta noviecita cantaba una vieja cantinela:

“Padrecito pide a Dios
un canario para mi alma
para mi cuerpo padrecito
te pido agua y arrullos”.

Esta novia de Juan era alta como el mundo.
Sendos senos tenía como calientes panes blancos.
Juan amaba a su noviecita y hay que ver
a qué paises tropicales lo transportaba.
Es que ella tenía selvas en el amar
y corales rojos en los labios
y salvajes tigras en el corazón.
Uno de los rostros de la noviecita era para rugir
otro era para bien querer cuando era que quería.
La novia de Juan rugía entonces contra el desencanto,
rugía fiera y guapa al enemigo con su estigma de ruindad.
Hasta que el enemigo fuese desdibujándose,
fuese el enemigo haciendo más irreconocible.
La novia de Juan no sabía cuándo rugirle al enemigo.
Como tigra lo buscaba;
lo encuentraba a veces como insomnio o ficción,
pero el desencanto tiene máscaras y no se sabe dónde.
La novia de Juan emigró de Juan como toda primavera.
Otoño se hizo en las venas o tallos de Juan.
La novia fuese a bogar por las ciudades,
inhóspita con un vestido de novia gris,
con un barco fantasma instalado en sus huesos,
con un eterno mensaje repetido, imposible de comunicar.
Buscaba al enemigo por el que debía rugir.
Hoy día de vez en vez lo ve
cuando va del patio a su celda
de su celda al jardín de su imaginación,
en la cara del guardia del loquero
que pone la mueca de sólo estar haciendo su trabajo
y no reproduciendo el pretérito fuego de las hogueras antiguas.

2 comentarios:

  1. Quien tuviera esa fuerza de rugirle al desencanto. Y el coraje y la locura necesarios.
    Si tuviera una novia como la de Juan no dejaría que el desencanto estuviera ahí, mirándome desde mi sillón como hace tanto.
    Pero no tengo una novia así, creo que una vez...pero fue hace mucho. Siento que llegó la hora de soltar a los locos o nos vamos a volver irremediablemente cuerdos.

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  2. Nico!! Ufff... me mudé de casa... sí, había abandonado tanto a mi anterior hogar que ya estaba prácticamente inutilizable. Lo rescaté y lo puse al calor de la hoguera en este nuevo lugar.
    Vos, por lo que veo, seguís escribiendo y tan bien como siempre. Particularmente este poema me trajo mucha tristeza. Una conjunción de imágenes propias, robadas algunas otras de algunas historias (fílmicas y literarias) y demases.

    Es bueno volver, no?

    Vicky

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