El vino del mar
siempre el mar
–toda la potencia del mar-
tiene sed de eternidades
El viento trae
una flauta y un quejido
róbale a pláyala
misterios de marla
secretamente guardados
en grutas y caracolas.
El viento marino es una flauta
su brisa no sabe de distancias
trae la sal y la música
lenguas de extraños sonidos
que aprendieron a nombrar el mar
y a navelar en su gran estómago.
No existen puentes
para cruzar el mar
por razones evidentes
no por las distancias
sino por las botellas
que son nuestros cuerpos
que llevan mensajes
a otros cuerpos lejanos
a través del horizonte
desde el fondo de nuestro mar.
Nadie es extranjero en el mar
estar en el mar
es como estar en un vientre
antes de nacer
es estar en el mar.
Mirar el mar
es como mirar el cielo
o los ojos nuevos de un niño
marear el mar
sobre maderos imposibles.
Amar el mar
amar a mares
amar es
buscar naufragios dentro del mar
romper como tifones en el oleomar
aquietar el incansable follaje del mar.
No alcanzan las mentirosas fronteras
ni miles de poemas alcanzarán
para contener a marla
los dioses tiemblan ante su voz
sirénanse sus aguas sexuales
arremolinadas en los dos sexos del mar.
Y todos los argonautas del tiempo
soñaron con poder conquistarlo
dándole rápidas naves al hombre
y fragilidades
para perseguir imposibles
y perdurar en historias
a través del tiempo
a través del vinolento mar.