Tristango
“Me quiero morir” rezongó melancólico. Con él su pena colgaba suicida del balcón. Una saudade dorada y voladora fue a posarse en la baranda –rayando el cielo como pájaro-. Y sucedió el derrumbe. Desplomado rompió el balcón, como acantilado sobre un mar de huesos.
“Me quiero morir” rezongó melancólico. Con él su pena colgaba suicida del balcón. Una saudade dorada y voladora fue a posarse en la baranda –rayando el cielo como pájaro-. Y sucedió el derrumbe. Desplomado rompió el balcón, como acantilado sobre un mar de huesos.
Nicolás Pazos
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