viernes, 30 de enero de 2009

Julieta y Romeo, new age
El amor se puede decir y hacer en tragedia, es una de las dos caras de su moneda y quizás aquella, la única romántica. Es el caso de esos dos enamorados que amaron mortalmente penetrados y envenenados de amor. Es el caso de la pequeña muerte donde los amantes acaban, terminan, se concluyen en un último espasmo de amor. Mi novia se llamaba también Julieta –sin intención de homenaje– y yo le dije –Julieta, querida, amada mía, desde tu balcón sabé, que yo no voy a terminarte nunca pero espero que siempre nos acabemos, bien amados y aventurados mi bién. –¿Me viste cara de Romeo Julieta?– le dije a mi Julieta­. Yo moriría simbólicamente por ti cuantas veces quisieras. –Pero vamos­­– le espeté a la Julieta, –el amor se sufre o se goza, pero nunca nadie murió realmente de amor, lo que murió hoy en día parece que es esta clase de amor, lo que hoy queda es un amor arrabalero, un amor matrero que toma lo que le sirve y ya, carnea al bicho que encuentra y muge como vaca llena de pasto y de sombra. Pero mi Julieta tenía los ánimos del personaje, que le venían con el nombre como estigma y se mató ayer con venenos de mi amor. Y yo, admirado por el gesto de mi Julieta, me quebré en mil pedazos saltando desde su balcón. A ustedes les pido que respeten este, mi epitafio, que dice: “amó, tuvo y partió, bien conjugado, trágico y romántico como en la primaria le enseñasen”.
Nicolás Pazos

1 comentario:

  1. Hola Nico!!! Me sorprendí mucho con tu blog, me encanta!!!
    Te re felicito!!

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