miércoles, 12 de octubre de 2011

Quien no llena su mundo de fantasmas,

se queda solo.

Ricardo Porchia

me gusta la idea de los fantasmas

la incertilumbre de su ausencia

la imposibilidad de su abrazo

sombras parcas, tenaces, nuestras


humanos

fantasmas


el viento, la niñez, el tiempo

los espejismos y el horizonte

mi espíritu y mi cuerpo inventado


son fantasmas


lo que quedó fuera del libro

todo lo impronunciado

mi genealogía

la muerte propia y la vida prestada


es un fantasma


la ropa incorpórea

una gotera en una casa de chapa

el chirriar de una puerta

todos los versos perdidos

y los sueños que nunca inundan este lado


son fantasmas


la tenue luz de los faroles doblados

lo que no entra en la boca de una mirada

el polvo de los caminos que no pisamos

mi sombra que no envejece

el fósil de una huella

una película velada


es un fantasma


todo lo que reproduce la técnica

un disco, un libro, un clon, un espejo

una fotocopia

tu sonrisa

un abrazo


son fantasmas


las viejas fotografías

los secretos nunca contados

las cenizas de un incendio

un recuerdo de algo que nunca vivimos

la voz de alguien querido

hace tiempo

olvidado

miércoles, 6 de abril de 2011

La copa de vino o el cáliz sagrado

I

La copa vuelca el torrente crepuscular de la uva

La madera absorbe el vino como se absorbe el amor

La carne y la sangre son más que tejidos y escrituras

Hay un fino misterio en las cosas que nos rodean o nos conforman

Visibles al resto, distinguibles e irremplazables

La madera absorbe el vino como se absorbe el dolor

La sangre y la carne son el fino misterio

Mezclados en el lodo esencial que es uno y es todos y es nadie

Invisibles los lazos que nos unenatan y nos atraen

La sangre atraviesa las distancias, los continentes, los tiempos

Contenidos por el mundo que se hace y se destruye por los hombres

El hombre quiere la sangre del hombre y el hombre lucha por su sangre

Por sus creencias que son esa sangre traspapelada envuelta en arrollos de tinta

Poder decir las palabras y hablar de las de cuestiones que apremian

Decir que el hombre es Dios y es el Diablo y que es el misterio que se busca

Que no se encuentra o se encuentra de a “ratos o de a lustros”

La madera absorbe el vino como el árbol la tierra como el hombre la vida

Estrellada

fugaz

que huele a madera

y sabe a frutas

y si la vida no se come

se pudre

jueves, 17 de marzo de 2011

Cuestión de fe

No digas nada Manuel, pero parece que la Delfina perdió el alma por un viento mientras colgaba la ropa. Me lo dijo la Marga que dice haberla visto robando sus jazmines nuevos. El almita cantaba como un jilguero Manuel, ¿lo creés? La pobre Delfina se anda quejando por ahí; ni penar puede ahora que está como la ropa en la soga, vacía y mojada la pobre. Yo voy a ir a buscarla con el Joselo a ver si por verlo se le inundan los ojos y le tiembla el vientre y el alma le vuelve por fin al cuerpo.

lunes, 14 de febrero de 2011

El tren y el tiempo

El tren silva un blues por el camino silvestre

El tren cabalga el manso campo francés

Volutas de humo exhala en el aire azul

El paisaje es un pájaro, un marco volador

El pasajero presiente las plumas del viento en su cara

Fotocongela a ese campesino bajo roble sombra

Clic y el árbol pasó con aquel hombre y su posible historia

La retina los guardará en su memoria añil

No se resigna a creer

que haya tanto desconocido en el mundo

Que la distancia entre uno y otro

nada tenga que ver

con un límite realmente ostensible…

Y el tiempo pasa por el hombre como un tren

Tutúm tutúm tutúm galopa el corazón azuzado